Escribo desde mi lugar como mamá con un hijo con Síndrome de
Down, para vos mamá que tense un hijo como el mío y para vos que no lo tense
para que nos entiendas.-
HOY Carlos tiene 34 años, pero cuando era chico sufrió el
rechazo y la discriminación en los
jardines de infantes.-El se había integrado
muy bien con sus compañeros (que lo re querían) en un jardín
“normal”.....pero los papás hicieron que lo sacara del jardín porque decían que
sus hijos se iban a contagiar.... ¡Cuánta ignorancia! ¡Cómo lloraban sus
compañeros cuando Carlitos dejó de concurrir al jardín!!! Por suerte en los tiempos actuales ya no se
lo ve de esa manera y en gran medida son aceptados por los padres....porque los chicos siempre
los han aceptado.-
Ellos no son discapacitados....tienen capacidades diferentes
y se pueden integrar perfectamente a la sociedad, dando ejemplo del verdadero
amor, solidaridad, comprensión, alegría y desinterés, mostrando al mundo los
verdaderos valores que debería tener el ser humano.-
Vivir con un hijo como Carlos es una bendición, es sentirse
amado sin esperar nada a cambio, es como vivir con un ángel.-
Por que será que tenemos tendencia a prejuzgar cuando
observamos algo que no está encuadrado dentro de los parámetros de la
“normalidad”......y no tenemos en cuenta que
cualquiera de nosotros y de un momento a otro, puede pasar a ser un discapacitado y no sería de
nuestro agrado que nos miren mal o nos discriminen.-
Por eso debemos ser prudentes y sumamente respetuosos con
aquellos seres que, estando en inferioridad de condiciones necesitan
ampliamente de nuestra contención a través
del cariño, del amor y la solidaridad.-
Adelina Riportella